jueves, 31 de marzo de 2016

Rastreo

Rastreo es un juego de noche que requiere de una compleja y cuidada preparación anterior. El lugar ideal para su realización es en un bosque profundo, con caminos y senderos sobre los que poder caminar sin riesgo, y con una carretera cercana a la que poder acceder en coche con facilidad. La idea del juego es que un grupo de chavales realicen un recorrido por la noche siguiendo una serie de pistas e indicaciones en el menor tiempo posible. La preparación del juego debe hacerse por el día y con luz.
Primero se tiene que acotar un terreno o una serie de caminos, con suficientes puntos en común y que rematen en una carretera o dos si es posible. Ha de realizarse un barrido del terreno en donde se quiera hacer el juego, esto es, debe asegurarse de que no hallan agujeros, barrancos, lagunas, piedras sueltas, árboles en malas condiciones, socavones en los caminos potencialmente peligrosos… Es decir, todo aquello que pueda convertirse en un riesgo para los niños. Incluso tomando todas estas precauciones es siempre conveniente que no vayan solos, sino acompañados por un monitor que pueda estar atento a las posibles contrariedades que puedan surgir en el transcurso del juego.

Tras seleccionar el lugar en donde se va a realizar el Rastreo se establecen los caminos que queramos para que después recorran los niños por la noche. Hay que tener en cuenta: la longitud, el tiempo que tenemos y el número de grupos que vayan a haber. Con respecto al tiempo y a la longitud, debemos prever que un recorrido de día se hace más rápido que uno de noche, ya que no hay que estar alumbrando allí por donde se pase. También un grupo de niños va a hacerlo más despacio que una o dos personas, ya que tendrán que apoyarse mutuamente para llegar al final del camino, y porque tendrán que ir leyendo las señales que indiquen su recorrido. Debemos anticiparnos a que por cualquier recorrido ha de ser lo suficientemente largo como para que se tarde el doble en hacerlo sin conocerlo, o quizás más tiempo.

Es importante también el número de grupos con los que hacer la actividad, ya que habrá que seleccionar más caminos, para que no se superpongan. Un recorrido cuenta para cuatro grupos diferentes, dos de ida y dos de vuelta, con la suficiente diferencia de tiempo entre uno y otro. Esto es básico, ya que si todos los grupos hacen un mismo recorrido, o bien salen del mismo punto de partida con poca diferencia de tiempo, los que vayan detrás tendrán ventaja puesto que podrán seguir a los primeros. Para que el juego tenga toda la competitividad y la diversión, cada grupo ha de ir solo y a oscuras por el bosque, y no tendría que encontrarse a nadie, lo cual en la práctica es muy difícil. Para ello, debemos establecer unos intervalos de tiempo entre cada grupo, de forma que realicen el mismo camino dos grupos pero que entre ellos hayan al menos 20 minutos de diferencia.

Tras establecer los caminos en el papel, hay que marcarlos en la realidad, y para ello utilizaremos sprays de colores sobre los árboles. Habrá que marcar de cada recorrido ‘X’ en aquellos caminos por los que no queramos que vayan, y ‘→←↑’ para que se dirijan en los diferentes cruces que pueda haber. Rojo para las ‘X’ de prohibido y Amarillo para las flechas por ejemplo. Deben ser colores chillones que se vean al alumbrarlos por la noche, y deben ser colocados en los árboles de forma que se vean desde el camino de forma normal, sin tener que forzar, sobre todo aquellos caminos que prohibimos por peligrosidad, que deberíamos tacharlos de forma más evidente con cinta o algo parecido. Tanto al inicio como al final de cada recorrido hay que pintar en el suelo ‘meta’ ‘salida’, para saber exactamente el momento en que empieza y termina el juego.

El juego no solamente consiste en no perderse por el bosque a oscuras, sino que también se le puede aplicar un juego subyacente que tengan que ir realizando a medida que avancen por el bosque. Para ello se pueden poner unas pistas, con palabras o números, bajo cada indicación, de forma que cuando lleguen al final del recorrido tengan que encontrar una frase escondida o un número determinado a partir de todas las pistas que hayan ido descubriendo. Así, además del tiempo, los niños podrán ejercer de buscadores de tesoros en la oscuridad, y hacer del juego más interesante para todos.

Para medir el tiempo, lo ideal es que un monitor acompañe a los niños y establezca un tiempo de salida así como de llegada a partir de las marcas del suelo. Todos los monitores que acompañen a cada grupo han de sincronizar los relojes para hacerlo preciso y justo, o bien utilizar un grupo de Whatsapp en el que ir mandando cada una de las horas de salida y llegada, de modo que luego se pueda determinar estrictamente cada tiempo. Para esto, lo mejor es ver las posibilidades que se tienen con respecto al bosque, puesto que si cada camino puede empezar en carretera, un solo monitor en coche puede ir dando la salida y la llegada, aunque es más complejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario