Rastreo es un juego de noche que requiere de una compleja y cuidada
preparación anterior. El lugar ideal para su realización es en un bosque
profundo, con caminos y senderos sobre los que poder caminar sin riesgo, y con
una carretera cercana a la que poder acceder en coche con facilidad. La idea
del juego es que un grupo de chavales realicen un recorrido por la noche
siguiendo una serie de pistas e indicaciones en el menor tiempo posible. La
preparación del juego debe hacerse por el día y con luz.
Primero se tiene que acotar un
terreno o una serie de caminos, con suficientes puntos en común y que rematen
en una carretera o dos si es posible. Ha de realizarse un barrido del terreno
en donde se quiera hacer el juego, esto es, debe asegurarse de que no hallan
agujeros, barrancos, lagunas, piedras sueltas, árboles en malas condiciones,
socavones en los caminos potencialmente peligrosos… Es decir, todo aquello que
pueda convertirse en un riesgo para los niños. Incluso tomando todas estas
precauciones es siempre conveniente que no vayan solos, sino acompañados por un
monitor que pueda estar atento a las posibles contrariedades que puedan surgir
en el transcurso del juego.
Tras seleccionar el lugar en
donde se va a realizar el Rastreo se
establecen los caminos que queramos para que después recorran los niños por la
noche. Hay que tener en cuenta: la longitud, el tiempo que tenemos y el número
de grupos que vayan a haber. Con respecto al tiempo y a la longitud, debemos
prever que un recorrido de día se hace más rápido que uno de noche, ya que no
hay que estar alumbrando allí por donde se pase. También un grupo de niños va a
hacerlo más despacio que una o dos personas, ya que tendrán que apoyarse
mutuamente para llegar al final del camino, y porque tendrán que ir leyendo las
señales que indiquen su recorrido. Debemos anticiparnos a que por cualquier
recorrido ha de ser lo suficientemente largo como para que se tarde el doble en
hacerlo sin conocerlo, o quizás más tiempo.
Es importante también el número
de grupos con los que hacer la actividad, ya que habrá que seleccionar más
caminos, para que no se superpongan. Un recorrido cuenta para cuatro grupos
diferentes, dos de ida y dos de vuelta, con la suficiente diferencia de tiempo
entre uno y otro. Esto es básico, ya que si todos los grupos hacen un mismo
recorrido, o bien salen del mismo punto de partida con poca diferencia de
tiempo, los que vayan detrás tendrán ventaja puesto que podrán seguir a los
primeros. Para que el juego tenga toda la competitividad y la diversión, cada
grupo ha de ir solo y a oscuras por el bosque, y no tendría que encontrarse a
nadie, lo cual en la práctica es muy difícil. Para ello, debemos establecer
unos intervalos de tiempo entre cada grupo, de forma que realicen el mismo
camino dos grupos pero que entre ellos hayan al menos 20 minutos de diferencia.
Tras establecer los caminos en el
papel, hay que marcarlos en la realidad, y para ello utilizaremos sprays de
colores sobre los árboles. Habrá que marcar de cada recorrido ‘X’ en aquellos caminos por los que no
queramos que vayan, y ‘→←↑’ para que
se dirijan en los diferentes cruces que pueda haber. Rojo para las ‘X’ de
prohibido y Amarillo para las flechas por ejemplo. Deben ser colores chillones
que se vean al alumbrarlos por la noche, y deben ser colocados en los árboles
de forma que se vean desde el camino de forma normal, sin tener que forzar,
sobre todo aquellos caminos que prohibimos por peligrosidad, que deberíamos
tacharlos de forma más evidente con cinta o algo parecido. Tanto al inicio como
al final de cada recorrido hay que pintar en el suelo ‘meta’ ‘salida’, para saber exactamente el momento en que empieza y
termina el juego.
El juego no solamente consiste en
no perderse por el bosque a oscuras, sino que también se le puede aplicar un
juego subyacente que tengan que ir realizando a medida que avancen por el
bosque. Para ello se pueden poner unas pistas, con palabras o números, bajo
cada indicación, de forma que cuando lleguen al final del recorrido tengan que
encontrar una frase escondida o un número determinado a partir de todas las
pistas que hayan ido descubriendo. Así, además del tiempo, los niños podrán
ejercer de buscadores de tesoros en la oscuridad, y hacer del juego más
interesante para todos.
Para medir el tiempo, lo ideal es
que un monitor acompañe a los niños y establezca un tiempo de salida así como
de llegada a partir de las marcas del suelo. Todos los monitores que acompañen
a cada grupo han de sincronizar los relojes para hacerlo preciso y justo, o
bien utilizar un grupo de Whatsapp en el que ir mandando cada una de las horas
de salida y llegada, de modo que luego se pueda determinar estrictamente cada
tiempo. Para esto, lo mejor es ver las posibilidades que se tienen con respecto al bosque, puesto que si cada camino puede empezar en carretera, un solo monitor en coche puede ir dando la salida y la llegada, aunque es más complejo.
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