Braveheart es un divertido juego de día en el que se enfrentan dos
bandos cuyo objetivo es eliminar al mayor número de personas posibles. Se
requiere un terreno llano, sin obstáculos y lo suficientemente grande como para
que quepan todos los participantes a lo ancho. El tamaño ideal es el de un
campo de fútbol y una superficie de hierba para evitar caídas, lesiones, etc.
Además de una temperatura y clima que inviten a estar sin camiseta y mojados.
El material requerido es pintura facial, que se puede hacer en casa, y globos de agua.
Se dividirán los niños en dos
bandos iguales: los Escoceses y los Ingleses, con un mando general a cada
lado, que puede ser un monitor que motive y realice cánticos guerreros para meter
al chaval en el escenario y ambiente de Braveheart. Todos ellos se pintarán la
cara de forma parecida y con colores parecidos, de forma que por ejemplo los
escoceses vayan de rojo y azul como en la película y los ingleses de blanco y
rojo. Se deja a elección, y cada cual puede pintarse como le apetezca, todo
dependerá del líder, quien tendrá como objetivo que los niños de su bando entren
en el papel a través de gritos y cánticos guerreros, discursos motivadores y
demás estrategias para la batalla. Además de la cara, se ha de pintar un corazón
en pecho de cada uno de los niños, que será lo que validará la eliminación, de
forma que si un globo impacta en alguno, la pintura se borrará y los árbitros
podrán determinarlo.
Para la preparación es necesario
llenar una gran cantidad globos de agua de antemano, de forma que por cada
chaval haya al menos dos globos por
cada ronda. El número de rondas dependerá del tiempo del que se disponga y del
número de eliminados por cada una. A cada niño se le dará uno o dos globos de
agua para la batalla, siendo necesarios suficientes ya que normalmente se suele
romper alguno que otro antes de que empiece la ronda.
Tras realizar los cantos y
discursos en cada lado del terreno, los chavales se disponen en línea, y
mediante un silbatazo se da la salida. Deben avanzar siempre y no pueden
retroceder, así como tampoco dar la espalda en la batalla, de tal manera que el
corazón pintado vaya hacia el frente y sin tapárselo de ninguna forma. Son
necesarias unas zapatillas o ‘crocs’ para evitar golpes y lesiones, ya que
deben correr rápido y se van a mojar. Una vez que todos lleguen al otro lado
del campo acaba la ronda, y los árbitros determinan quién es eliminado
observando si la pintura está o no mojada. En cada una de las rondas, por tanto,
los niños deben ir de un lado a otro del campo tratando de acertar con un globo
al rival del bando contrario.
Debe haber un equipo de árbitros que estén muy atentos para
eliminar a los que incumplan las normas: retroceder, dar la espalda al
contrario, taparse el corazón o agarrar al contrario; y también para determinar
quienes están eliminados, que serán solamente aquellos que tengan corrida la
pintura o del corazón o de la cara. Uno de los árbitros debe ser el principal,
aquel que determine los silbidos de inicio, así como los eliminados, con la
ayuda de los demás monitores.

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